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En un mundo cada vez más complejo, las crisis humanitarias son más frecuentes y devastadoras. Desde conflictos prolongados hasta desastres naturales, millones de personas enfrentan situaciones donde el acceso a servicios básicos, como a la alimentación, el agua o la atención médica, se vuelve una cuestión de vida o muerte.
Sólo en 2023, UNICEF atendió 412 situaciones de emergencia en 107 países. En estos momentos, señala Rebeca Jonsson, cooperante de UNICEF, “se estima que más de 400 millones de niños y niñas viven en zonas de conflicto, conviviendo a diario con la violencia y sin lo esencial para sobrevivir. 36,5 millones de niños y niñas han tenido que abandonar sus hogares para sobrevivir y 8 millones de niños y niñas menores de 5 años están en riesgo de morir como consecuencia de la desnutrición aguda grave.”
En el caso de la comunidad de Dominicas del Convent de Santa Clara, tan solo en los dos primeros meses de la guerra de Ucrania acogieron a unas 4.000 personas, fundamentalmente mujeres con niños. Luego, explica Sor Lucía, directora de la Fundación del Convent de Santa Clara, “abrimos corredores humanitarios para traer a España heridos y enfermos oncológicos. A día de hoy, hemos traído a 80 heridos, 60 enfermos oncológicos, incluidos niños y ancianos; hemos entregado 142 ambulancias, 40 pickups, generadores, y dos hospitales de campaña.»
En este escenario, la asistencia humanitaria debe ser rápida, coordinada y, sobre todo, eficaz. Aquí es donde la tecnología y su valor diferencial juega un papel crucial ya que facilita y mejora la atención médica de los pacientes en un entorno hostil donde la escasez de recursos es el protagonista.
Rebeca Jonsson, que ha trabajado en el ámbito de asistencia humanitaria desde hace más de 13 años en diversos países en vías de desarrollo de África, Oriente Medio o India, entre otros, destaca que el tema de los suministros es complejo porque hay falta de electricidad, agua corriente, o incluso un techo para poder actuar, por lo que “se tiene que ser flexible y, si no hay ciertas cosas, las intervenciones tienen que hacerse durante el día cuando hay luz solar, contando con neveras portátiles para transportar las vacunas a la temperatura necesaria, etc.»
El material sanitario, señala, “es una de las cosas que más se echa en falta al principio, pero gracias a la preparación que tiene UNICEF antes y durante una emergencia y a la División de Logística y Suministros que tenemos en Copenhague, podemos transportar lo esencial rápidamente”. En estas operaciones es necesario que esté presente la tecnología, por lo que, describe Jonsson, la participación de las empresas de tecnología es fundamental. “Hay diferentes empresas de tecnología que nos ayudan a desarrollar el trabajo de asistencia humanitaria mejor, de manera más eficaz. Desde UNICEF buscamos constantemente cómo trabajar con las innovaciones del sector privado para mejorar nuestras respuestas y en este caso para intervenciones sanitarias”.
Hersill, consciente de esta realidad, tiene muy presente el valor de la innovación en sus productos de emergencias para que permitan una acción más rápida, adaptados a las necesidades y a los lugares de atención, donde el acceso a los escenarios es complejo. Es el caso del Vitae 40, el ventilador pulmonar que integra la tecnología más avanzada en un aparato de menos de 1,4 Kg diseñado para ser sostenido sobre una mano, ideal para cualquier escenario de emergencia y transporte. Su exclusivo concepto ergonómico, con todas las conexiones alineadas en el eje de anclaje, permite una mínima ocupación en el vehículo y un fácil intercambio entre sus soportes de pared, techo, raíl, carro y estuches de transporte.
Sor Lucía Caram, con gran experiencia en atención en acogidas de familia y atención sociosanitaria en situaciones de emergencia, especialmente en los últimos años en la guerra de Ucrania, pone énfasis en que “en esta situación ha sido vital recoger equipos en perfecto estado que se retiraban de los hospitales. Hoy se cambian con mucha frecuencia equipos para adelantarse a las nuevas tecnologías o a productos innovadores.»
Para este tipo de acciones, explica Sor Lucía, «son esenciales las mochilas médicas de emergencia y, por descontado, los desfibriladores. El reclamo urgente de torniquetes, pero sobre todo la necesidad de disponer de material para los primeros auxilios graves». “Contar con Hersill ha sido fundamental, ya que nos ha permitido contar con material esencial para el hospital de campaña, así como para las emergencias que son cotidianas”. “Hersill ha sido de las primeras empresas que se sumaron para ayudarnos y no dudaron en estar a nuestro lado en la difícil gestión de buscar recursos para el hospital de campaña, ofreciéndonos además asesoramiento técnico”, subraya.
Son muchos los profesionales que atienden cada día a miles de personas en situación de extrema gravedad. Lo más difícil, describe Sor Lucía, es ver a jóvenes mutilados que están con la mirada perdida en el infinito, sin capacidad de reaccionar. Y por descontado, estar en medio de salas llenas de heridos que claman de dolor y esperan de forma urgente un poco de alivio… y una mano extendida. “Por eso, es necesario – añade – que el profesional tenga una mente muy práctica, empatía con los pacientes y mano izquierda para gestionar, además del drama de las heridas, la carga psicológica y postraumática de los heridos de una guerra, tanto población civil como militar».
Por otro lado, Rebeca Jonsson resalta que es muy importante tener flexibilidad y “poder adaptarte a diferentes horarios, condiciones ambientales, largos viajes, diferentes costumbres, no tener las comodidades habituales, estar abiertos a seguir aprendiendo, dado que tienes que aprender de la población que estás asistiendo para entender bien lo que necesitan; ello implica las cualidades de respeto y a la vez humildad, profundo conocimiento de sí mismo, es decir, se consciente de tus necesidades básicas para asegurar que en momentos de mucho estrés están cubiertas y así seguir adelante”.
La tecnología ha demostrado ser un aliado indispensable en situaciones de emergencia humanitaria, donde cada segundo y cada recurso cuentan para salvar vidas. La colaboración entre empresas como Hersill y organizaciones humanitarias permite llevar atención médica y esperanza a los rincones más difíciles del mundo. Equipos como el ventilador pulmonar Vitae 40, con su diseño compacto y eficaz, ilustran cómo la innovación responde a las necesidades críticas de estas intervenciones y, además, pone en valor que, esta sinergia entre la tecnología y la asistencia humanitaria, no solo mejora la asistencia en emergencias, sino que también reafirma nuestro compromiso compartido de extender ayuda a quienes más lo necesitan.